Observando acepto

Muchas veces vuelvo a los mismos temas. Porque la vida muchas veces me vuelve a los mismos temas. A veces parece que ando en círculos, a veces pienso que más que círculos, es una espiral. Nos encontramos con el mismo tipo de problemas, hasta que aprendamos a enfrentarlos de otra manera. Ahí damos un pasito, y seguimos evolucionando en el espiral. La evolución Siempre es ascendiendo. Hacia más consciencia, hacia más luz. 
Creo que no se trata tanto de intentar evitar las dificultades de la vida, o olvidar las penas, sino aprender cómo relacionarse con ellas. Como dice una gran amiga, Que la vida a veces duela, lo acepto, lo que no quiero es sufrir. 
Una de las meditaciones que más me ha ayudado cuando la cabeza da vueltas, o cuando no me encuentro bien, es poner algo de distancia a lo que me pasa, ponerme en el rol del testigo, de la observadora. 

Ahora para muchos toca vuelta a la rutina después de las vacaciones. A lo mejor significa nuevos retos, organización y trabajo. La rueda empieza a rotar con más rapidez de nuevo, y entonces es importante encontrar momentos para tomar una respiración más profunda, y seguir con la práctica.
Os propongo la siguiente meditación:
Búscate un lugar tranquilo, al poder ser, tu lugar regular de práctica en tu casa, o si no, en la naturaleza, o en el trabajo mismo, un lugar donde puedas estar un rato sin que nada te moleste. Cierra los ojos y toma un par de respiraciones más profundas. Simplemente observa como el aire entra y sale, y observa tu cuerpo en relación con la tierra, o donde estés sentada. Observa si hay tensiones, observa cómo respiras, observa qué pensamientos pasan por la mente. Deja que la respiración cada vez se haga más profunda y permítete a soltar más el cuerpo, y a soltar los pensamientos. Con cada exhalación, sueltas un pensamiento. Y como un mantra respiras estas afirmaciones:
Ya que puedo observar mi cuerpo, no soy el cuerpo.
Ya que puedo observar los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos, no soy ni los pensamientos, ni las sensaciones, ni los sentimientos. 
Repite estas frases por dentro.
Para salir de la meditación, toma unas respiraciones más profundas, frota las manos y pásalas por la cara, y llévalas al corazón. Abre los ojos poco a poco, y vuelve a tu día. 

La constancia en la práctica es una de las claves más importantes, para que realmente empiece a funcionar lo que practicas. ¿Eso qué significa? Pues que estando o triste, enfadada, alegre, contenta, estresada o cansada, igualmente te sientes, que tengas tu rutina, tu ritual a diario. La meditación, la atención plena, y la práctica de yoga, te enseña a Observar. Así que haciendo la práctica consciente de observación, con constancia, te ayudará a vivir la vida con más aceptación, desde la mirada observadora. 

Qué tengáis muy buena semana!
Un abrazo,
Mia

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