«No te mueras con la música aún adentro»
(«Don’t die with the music still in you») A mi me encanta esta frase de Serena y Wayne Dyer, y esta semana me lleva a pensar en los mantras.
¿Porqué cantamos mantras? Recitar o cantar mantras es una herramienta usada durante miles de años para evocar y honrar a los dioses, los ancestros, los poderes internos. ‘Man’ es la raíz en sánscrito para ‘mente’ y ‘tra’ significa algo así como herramienta. Los mantras son una herramienta para la mente, para calmar la mente e ir más allá de ella y conectar con la pulsación interna, con la vibración, con la conciencia. El sonido empieza con la vibración, los sonidos crean las palabras y con esas palabras creamos nuestra (percepción de) la realidad. Por eso es importante prestar atención a cómo nos hablamos a nosotros mismos y al otro. ¿Qué tono, qué palabras usamos? ¿Cuál es tu música, ¿la haces sonar? A través de las palabras das continuamente un mensaje a ti mismo y al otro.
Los mantras están cargados de sabiduría, amor y luz, y repetirlos transmite a ti y al mundo eso, sabiduría, amor y luz.
Esta semana os propongo esta meditación para entrar en la pulsación interna:
Busca un lugar tranquilo y toma un asiento en el cual tengas el canal central largo y abierto.
1. Cierra los ojos y toma contacto con tu respiración. Escucha la inhalación la exhalación; el ritmo, las pausas.
2. Siente los latidos del corazón.
3. Observa la pulsación suave de la pelvis hacia la tierra y de la corona hacia el cielo.
4. Más allá de esos pulsos, abre el oído y escucha tu propia vibración, tu ritmo interno. Si te viene alguna palabra o algún mantra que ya conoces, repítelo por dentro, o repite la raíz de todos los mantras, solamente la sílaba ‘OM’ (o ‘AUM’) Deja que el mantra te vaya sosteniendo, que siga vibrando por dentro, deja que suene tu melodía, tu música. Respírala, siéntela, grábala como tu propia banda sonora.
5. Da un paso más y entra dentro del mantra. Ya no la estás recitando, sino que es ella que te sostiene, que te acuna, que te hace vibrar en sintonía con su sonido.
6. Quédate el tiempo que quieras, y antes de salir de la meditación, conecta con la respiración, con tu cuerpo, y abre los ojos suavemente.
7. Date tiempo a reposar la meditación, descansando y/o tomando alguna nota sobre cómo te has sentido.
Permite que siga vibrando tu música, ¡no te vayas de aquí sin dejar que suene tu melodía!