A veces, conviene ir para atrás para poder seguir más plenamente hacia delante. Sobre la esterilla muchas veces me doy cuenta, viendo a mi misma o a participantes de la clase, que, por las ganas de hacerlo bien, nos forzamos y vamos más allá en las posturas, perdiendo la alineación y el aliento. En esos momentos me gusta parar e ir hacia atrás. No vale la pena forzarse para intentar entrar en una postura que nos resulte complicada, si eso significa que perdamos, por ejemplo, la alineación abierta de corazón y caderas que llevamos toda la clase o todo un año o más buscando. Es en esos momentos que es mucho más gratificante para cuerpo y mente buscar la variación anterior de la postura, o no ir tan allá, pero sí más profundo dentro de Tu momento y de Tu postura. Un paso atrás podemos mantener la apertura y respirar bien, y sentir mejor los beneficios del asana.
Dirás, ¿pero el yoga no es también atreverse ir más allá de lo que pensamos que el cuerpo puede? Sí, en parte sí, pero creo que cuerpo y mente en sintonía sabrán cuándo es momento de jugar con los límites, explorar y probar un poco más. Muchas veces menos Es más. Atreverse parar y reflexionar a veces requiere mucho más valentía que lanzarse hacia delante sin mirar en el retrovisor. El Yoga es danzar entre el esfuerzo y la dulzura, entre el esfuerzo y la entrega. ¿Dónde terminas tú y empieza el universo? En ningún lugar y en todas partes. Y la plenitud a veces se encuentra donde menos la esperas.
Un abrazo y buena semana!
