Ayer en la clase delante del mar hablamos de salir de nuestra zona de confort. La zona de confort es diferente para cada un@, y sólo tu sabes cuál es la tuya y cómo te imaginas saliendo fuera de ella. En la esterilla, en nuestra práctica, también tenemos posturas y momentos que nos son más fáciles y cómodos, y es fácil entrar en una rutina, evitando todo aquello que nos estire un poco más o nos rete un poco más la fuerza o la paciencia. Lo que pasa sobre la esterilla tiene sus paralelos fuera de ella. Os invito a contemplar sobre vuestra zona de confort y imaginaros qué pasaría si os salierais un poquito de ella. ¿Qué es lo que anhelas de allí fuera, pero tal vez crees imposible conseguir? No existen los «no me lo merezco», «me da pereza», «el miedo me supera», o mejor dicho Sí que existen esas fantasmas que nos susurran esas frases, pero podemos darles la vuelta, retarles y tomar las riendas de nuestros sueños. Permítete soñar, ahí todo empieza, tus ilusiones, ideas, tus semillas, tus alas dormidas. Despierta, es la hora para seguir soñando en voz alta.
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